
En ese momento ya nada importaba, las miradas de las personas que trataban de juzgarme, o las acciones de las personas que trataban de interponerse en lo que yo quería hacer. Finalmente tomé sus delicadas manos, la miré a los ojos y traté de gritarle y expresarle todo lo que sentía pero me era imposible, así que solo le pedí que no se fuera, lamentablemente era imposible ya que el cansancio y el sueño se apoderaron de su cuerpo; por tal motivo, no tuvo más remedio que retirarse y yo de apreciar su figura mientras se perdía camino a su casa.
by : Aaron Carrion Diaz
by : Aaron Carrion Diaz